
Os deseamos una feliz navidad y un próspero año 2010. Volveremos después de Reyes.
Esther, Carolina y Marisol.
Espacio de análisis de la lógica de la psique.
El 17 de Noviembre de este año, la prensa recogía los últimos acontecimientos del llamado "crimen de Fago". Se sabía entonces que el principal acusado sostenía haberse inculpado para llamar la atención.
Recientemente, en una de las sesiones de “Escuela para Padres” en la que tratábamos la importancia de las normas y los límites en la crianza de los niños, me impresionó encontrar bastantes coincidencias en las anécdotas que relataban los padres. Así, la dificultad para ejercer la autoridad como padres aparecía como lugar común en sus relatos.
Es un lugar común que acciones tan simples como buscar ayuda psicoterapéutica, ir al psicólogo, asistir a un servicio de salud mental o acceder a tratamiento psiquiátrico, se entiendan como síntomas de locura.
Más allá de ser la promesa de amor hecha tradicionalmente como voto ante el altar, hoy en día esta frase viene a reflejar la terrible realidad que viven muchas mujeres víctimas de la violencia de su pareja.
Hace unos días, la prensa nos sorprendía con una noticia terrible: el caso de dos bebés maltratados en Málaga. Uno de ellos falleció a causa de los golpes, el otro, recibe atención en la UVI de un hospital. Lo más espeluznante, la edad de los pequeños: dos meses. Y para colmo de males, la identidad de sus presuntos agresores: sus padres.
Hoy en día, encontramos que la violencia como síntoma se haya expresada en una diversidad de fenómenos como el acoso escolar, la violencia contra la pareja, el maltrato infantil, el maltrato a los ancianos o personas dependientes, y más recientemente, el maltrato de los hijos hacia los padres. La alarma social frente a dichos fenómenos se ha disparado tanto por la frecuencia con que aparecen en los medios de comunicación, como por las formas cada vez más crudas, crueles y dañinas que adquieren.
La adolescencia está llena de encuentros y desencuentros, de cambios, descubrimientos, exploraciones. Durante el tiempo en el que transcurre, se van dando una serie de ajustes y reajustes entre el joven y su entorno. De esta manera, esta etapa de la vida se convierte en un periodo inundado por exigencias y elecciones a las cuales el adolescente no siempre sabe o no puede dar respuesta.
Cuando el cuerpo se quiebra, cuando el malestar físico nos hace recordar nuestra mortalidad, cuando, en definitiva debemos recurrir a los servicios de salud para ponernos en manos de otros, una cantidad de elementos emocionales entran en juego.
Cuando una mujer quiere ser madre, se despiertan en ella una serie de fantasías que varían y que suelen estar expresadas en forma de interrogantes que tienen que ver con su propia historia y con su propio cuerpo: ¿seré fértil?, ¿cómo cambiará mi cuerpo?, ¿cómo será el dolor por el parto?, ¿cómo será ese bebé?, ¿tendré la capacidad para atender y cuidar al bebé?, ¿le podré educar adecuadamente?, ¿podré volver a retomar mi independencia personal? A su vez, estas fantasías van aparejadas a diversas emociones y sentimientos: miedo, angustia, felicidad. Pero el elemento fundamental que impulsa la decisión y que la convierte finalmente en un anhelo, en una necesidad ineludible, es un deseo, el deseo de ser madre.
La autoridad, ese delicado equilibrio entre el extremo autoritarismo y la falta de límites, es un ordenador de la convivencia, no sólo porque garantiza la trasmisión de formas comunes de leer la realidad, sino también porque se constituye en un elemento tranquilizador: si conocemos plenamente las reglas del juego, podemos jugar en igualdad de condiciones.
Un artículo publicado en el diario “El País” el día 26 de septiembre reseña: “Según datos de 2007, en España se produjeron mas de 10.600 embarazos en chicas menores de 18 años y de las 112.138 interrupciones voluntarias del embarazo realizadas ese año, 6.273 se produjeron en menores de 18 años (500 en menores de 15 años)”. Tras su lectura, lo primero que uno se pregunta es por qué no se da un uso efectivo de los métodos anticonceptivos en una época en la supuestamente circula libremente tanta información al respecto. También se convierte en un interrogante el cómo actualmente están viviendo los jóvenes su sexualidad y sobre si existe realmente apertura y comunicación para hablar sobre el tema con padres y maestros.