17.1.10

Las rebajas de enero

Año tras año, las escenas de multitudes de personas atestando las calles y los Centros Comerciales en busca de “algo” que comprar, no dejan de sorprenderme. Si bien es cierto que para muchas personas el período de rebajas es un momento ideal para adquirir a buen precio productos que necesitan, para muchas otras más bien parece que el mismo hecho de comprar se convierte en necesidad.
En este sentido, la necesidad de comprar parece estar influida por distintas variables. En el plano social, por ejemplo, la incitación a comprar se sostiene en el supuesto de que se obtiene cierto status o prestigio a partir de lo que se tiene, sobre todo si eso que se posee es de una determinada marca comercial.
Por otro lado, nos encontramos con personas para quienes el comprar se convierte en la única manera que encuentran para tratar de apaciguar su ansiedad, su dolor, su angustia e inclusive su soledad. El placer momentáneo de adquirir algo actúa, entonces, como una especie de calmante, como una droga que hace olvidar una crisis o un malestar psicológico sostenido, pero, tal y como sucede con las drogas, el efecto de la compra compulsiva es efímero, sobreviniendo inmediatamente después una profunda sensación de vacío.
En otras palabras, cuando el “ir de tiendas” pierde tanto su objetivo (la satisfacción de una necesidad real) como el placer derivado de llevarlo a cabo y quedan en su lugar la soledad, la angustia o el vacío, estamos ante un hecho sintomático que reclama otro espacio para ser resuelto, esto es, el espacio que un Psicólogo ofrece para escuchar lo que sucede.