11.1.13

Creatividad e Innovación. Los grandes retos de la educación.

Cómo sostener e incentivar el deseo de aprender y cómo promover el talento y la creatividad de niños y jóvenes son los grandes retos de la escuela del siglo XXI.

Sir Ken Robinson (1950) es educador, escritor y un excelente conferenciante británico, experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos. En su conferencia “¿Las escuelas matan la creatividad?” nos presenta una visión sobre la importancia de este tema, planteando la necesidad de un cambio de paradigma en el sistema educativo. Su exposición nos invita a la reflexión y a la búsqueda de alternativas.

Creatividad e innovación se constituyen en el capital humano necesario para hacer frente a la crisis actual así como también para construir el futuro. Ya no es suficiente tener una formación académica. Es necesario que los jóvenes puedan tener una visión más crítica de la realidad, que tengan capacidad para generar respuestas nuevas, para descubrir, para innovar,para trabajar en equipo y para aprender de las diferencias. ¿Nuestro sistema educativo actual favorece el desarrollo de estas capacidades en los niños y jóvenes?

Pareciera que la escuela tradicional siguiera anclada en la transmisión de contenidos, con el objetivo de que cada alumno fuese capaz luego de repetir eso que ha aprendido. El currículo académico está pensado para obtener respuestas homogéneas a planteamientos muchas veces sin opciones. No se enseña a los niños a hacerse preguntas, a buscar soluciones creativas a los problemas, no se promueve la experimentación, ni la innovación.
Para favorecer el aprendizaje, el desarrollo de los talentos y la creatividad son necesarios incentivos constantes amén de que el interés del niño por aprender actúe como motor. Es preciso hacer de la escuela un lugar privilegiado de enseñanza y de crecimiento personal. Para alcanzar este objetivo, hace falta que los alumnos se involucren en su proceso de aprendizaje y que encuentren en lo que aprenden una respuesta a sus intereses.
Cómo alcanzar estos objetivos debería ser la prioridad de esta sociedad, del gobierno, de las escuelas, de los padres. Tenemos que rediseñar y replantear el funcionamiento de nuestras escuelas, propiciar un cambio real, exigiendo que los cambios se efectúen siguiendo criterios científicos y pedagógicos acordes a las demandas del mundo actual.

De lo contrario seguiremos elevando nuestra ya abultada cifra de fracaso escolar y perdiendo el capital más valioso de una sociedad que son sus jóvenes.