26.3.10

El poder de la palabra

Hace unos días, leí en un periódico gratuito, de esos que reparten en el metro, una reflexión acerca de las palabras. Me pareció interesante porque me permitió, a mi vez, repensar el tema.
Es conocido que el común de la gente, como venía reflejado en el artículo que leí, piense que las preocupaciones, los problemas, los malestares, son incómodos elementos que es mejor dejar de lado.
El famoso refrán de "ojos que no ven, corazón que no siente" hace referencia, justamente a esa creencia.
En la consulta, muchas veces las personas llegan pidiendo olvidar aquello que les preocupa, con temor no sólo a pensarlo, sino también a nombrarlo, como si hablar de ello lo convirtiera en realidad y el silencio constituyese un medio para su desaparición.
De ahí que proliferen técnicas y métodos para el olvido, para pasar página, para hacer borrón y cuenta nueva.
Sin embargo, todos sabemos que ese esfuerzo puede ayudar puntualmente, pero que en el fondo es inútil. Que interna e íntimamente cuando algo preocupa, duele, obsesiona, daña, sigue latiendo y reforzando su presencia, determinando miedos, síntomas, angustias.
Los problemas son reales. Los dolores existen. Las preocupaciones siguen causando malestar hasta que se atiendan y se resuelvan.Y para atenderlas es necesario nombrarlas, permitir que se destapen y pasen a hacerse palabras.
La psicoterapia trata de eso, porque para hacer que los fantasmas desaparezcan no sirve la oscuridad, sino justamente lo contrario: Encender la luz.