11.10.12

Día mundial de la salud mental.

Ayer, 10 de octubre, fue el día mundial de la salud mental. Un día señalado por la OMS hace ya veinte años para darle un lugar a una temática que siempre, y a pesar de los avances, sigue siendo un tema complejo en su aceptación y en su credibilidad.

Este año de recortes sanitarios y de crisis económica, el tema de la salud mental amerita reflexión desde todos los ámbitos. Porque factores como el desempleo, los deshaucios, la incertidumbre, vienen a acrecentar los desórdenes mentales.

En el año 2003 la OMS ya advirtió que en treinta años la depresión sería el principal problema de salud. Y los datos parecen ir dándole la razón. Con las actuales condiciones sociales, tan inestables, el sufrimiento psicológico se acrecienta y cada vez es más frecuente que se padezcan quiebres que requieren intervenciones de diferente índole.

Y si las condiciones sociales repercuten en el surgimiento de trastornos (recordemos que somos seres sociales, en íntima relación con lo que ocurre en nuestro entorno), la propia crisis parece incidir también en que se obstaculice el acceso a los medios para atajar el problema. Diversos medios, como el diario de Córdoba, alertan sobre los recortes en sanidad, que ponen en riesgo la atención a las personas aquejadas de alguna enfermedad mental.

Dice el refrán que no se puede tapar el sol con un dedo. En este caso, y parafraseando a la psicoanalista Julia Kristeva, en su libro Sol Negro, Depresión y melancolía, ese sol que trata de obviarse es muy oscuro. Un sol negro que necesita ser mirado, atajado y tratado.

La salud mental requiere que se pongan a su servicio todos los recursos. Cuesten lo que cuesten.

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