El 2 de Enero se ponía en vigor la Ley Antitabaco.
España estrenaba este año 2011 con una prohibición.
Prohibiciones, autonomía, libertad, son temas que van aparejados, que se entralazan.
De ahí que hablando de prohibiciones traiga a Quino, a Mafalda, a Libertad.
Libertad es pequeñita. Todos, como Mafalda, sacamos la misma "conclusión estúpida" cuando la vemos.
España estrenaba este año 2011 con una prohibición.
Prohibiciones, autonomía, libertad, son temas que van aparejados, que se entralazan.
De ahí que hablando de prohibiciones traiga a Quino, a Mafalda, a Libertad.
Libertad es pequeñita. Todos, como Mafalda, sacamos la misma "conclusión estúpida" cuando la vemos.
En el desarrollo humano, la Ley, el código ético que diferencia lo que se puede y lo que no se puede hacer, comienza siendo algo externo. Son los padres, en primer lugar, y el resto de figuras de referencia, en segundo, los encargados de enseñar los patrones sociales de convivencia.
Pero lo esperable es que este código se vaya incorporando como una pieza interna, que se asimile, y coordine el hacerse con la vida según ciertos lineamientos.
Estamos hablando de la fundación de la autonomía. El niño irá asumiendo ciertas normas, y se podrá valer más por sí mismo. Porque tener las reglas claras, entender cómo hay que moverse en cada situación, es un elemento tranquilizador y dotador de claridad.
Desde allí, la madurez tiene que ver con ese no necesitar de supervisores externos ni de guías externas.
Por supuesto, esta internalización de la Ley también es parte fundamental de la libertad. Porque la carencia de reglas es una utopía. La libertad es precisamente la capacidad de elegir. Sopesar criterios, considerar lo real, contraponer deseos y prohibiciones y desde ahí, actuar.
Insisto: son los niños quienes necesitan guías externas. Guías que pretenden ordenar, pero que también están encaminadas a retirarse luego, una vez que la Ley ya está internalizada.
Los adultos no necesitamos esas guías, esa supervisión.
En el preámbulo de la Ley Antitabaco se leen claramente los soportes que la justifican: Potenciar la deshabituación y erradicar el hábito.
Y me pregunto ¿es labor de un Estado deshabituar, erradicar un hábito? Estamos hablando de adultos. Y cualquier adulto sabe los efectos del tabaco. Y elige. Esa es su cuota de libertad y de autonomía.
Y me pregunto ¿es labor de un Estado deshabituar, erradicar un hábito? Estamos hablando de adultos. Y cualquier adulto sabe los efectos del tabaco. Y elige. Esa es su cuota de libertad y de autonomía.
Pero si el Estado pretende regular para deshabituar, para erradicar hábitos, está ejerciendo de Padre. No de Estado. Y los ciudadanos estamos en un lugar de niños, de hijos.
No es un diálogo entre adultos.
No es un diálogo entre adultos.
Con unas reglas y un estilo así, la libertad es el personaje creado por Quino: Pequeña, aniñada.
Por cierto, para deshabituar, para erradicar un hábito, para curar, no son pertinentes las regulaciones del Estado.
Por cierto, para deshabituar, para erradicar un hábito, para curar, no son pertinentes las regulaciones del Estado.
Esas son labores terapéuticas.
Y el Estado no es un padre, ni un psicoterapeuta, ni un médico, ni un curador.
Escrito por Esther Roperti.
Escrito por Esther Roperti.